Convivir con hijos adolescentes es casi sinónimo de conflicto. Aunque la educación del niño empieza desde que nace cuando llegamos al periodo de las adolescencia pensamos que era mucho mas fácil enseñarles a comer, a lavarse las manos, a ir al baño, incluso a montar en bicicleta. ¡Que complicado nos resulta inculcar responsabilidad, enseñarles a decir «no», usar la disciplina de la libertad, motivarle a crearse una vocación, etc.!
A esta edad les están surgiendo emociones y situaciones que jamás antes habían experimentado. Y deberían tener un pequeño manual de cómo afrontarlas. Y nosotros queremos proporcionarles el mejor manual. Con instrucciones precisas para que sean hombres y mujeres felices, honestos, buenos, bien preparados, para aportar su granito de arena a la sociedad que les ha tocado vivir.
Y el primer problema se nos plantea cuando los padres somos una gota de agua en la inmensidad de su océano. Si antes no lo hemos hecho medianamente bien, ahora nos va a resultar complicado. ¿Como nos van a escuchar a nosotros teniendo a sus amigos, a la televisión, a esos pedazos de personajes que de la noche a la mañana son los reyes del mambo? Es muy importante el ejemplo. Bastante más que los sermones. Pero también hay que hablar.
Hay un montón de temas que me preocupan ¿Y a vosotros? ¿Habrá alguien que pueda ayudarnos a encontrar un puntito de luz? Me parecería un privilegio poder compartir todas estas reflexiones con personas que se hacen las mismas preguntas que yo.
Los padres buscamos soluciones para poder arreglar cosas que no funcionan. Pero necesitamos algo «creativo». Primero porque cada uno debe construirse su propia solución y pueden no valer teorías que uno no sabe o no quiere aplicarse; y segundo porque no hay nada mas eficiente que buscar soluciones nuevas entre todos y experimentar las cosas desde diferentes ángulos.